sábado, 19 de septiembre de 2009

Marco Fidel Suárez

No tengo la menor idea de la razón por la cual vivo tan apegado al Colegio donde pase mi juventud y mucho menos porque quiero tanto a mi colegio y a mi gente. Por supuesto esto no tiene que ver con ellos ni con lo que son en este momento. A la gran mayoría no le importan ni el colegio ni los compañeros de esa época. ¿Y qué? Eso para mi no tiene ninguna importancia.

Durante mucho tiempo soñé con una reunión en donde estuviéramos todos los que terminamos juntos nuestro bachillerato. Después de varios intentos frustrados, me convencí, por fin, de lo inútil de este sueño. La realidad es que a muy pocos nos interesa volvernos a encontrar. Lo maravilloso es que esos pocos bastan para pasar una noche llena de recuerdos y vivencias estremecedoras. Estremecedoras no porque lo sean en si mismas, es porque nos retrotraen a lo que éramos y vivíamos y soñábamos en aquellos ya lejanos tiempos.

El corazón se llena de agradecimiento con la vida cuando tengo la oportunidad de ver a mis antiguos compañeros. Nada me importa que algunos, por razones que entiendo pero no comparto, se llenen de motivos para estar resentidos conmigo. Que viva la vida, que viva el Liceo y que sigan mis queridos compañeros transitando por este fértil y hermoso valle que todos los días nos depara muchas alegrías y unas pocas lágrimas que nos sirven para apreciar mejor todo lo valioso que se nos vive regalando.

Sea esta la ocasión para invitarlos a que nos regalen unas pocas palabras, o muchas, para que las compartamos en este blog. Cualquiera que sea la cosa que deseen publicar aquí, es un medio adecuado para hacerlo. No se si sea visitado por pocos o por muchos de ustedes. Uno sólo que lo haga será para mi suficiente para seguir con él.

Un abrazo a todos,

Juan Bautista Vélez Gil

Email: juanbelez@hotmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario